jueves, 27 de junio de 2013

Ya no está el amo, de Edvard Kocbek


A la luz clara de la luna se abre
una dulce vista del cosmos
pero me molesta; o algo le falta al ojo
algo anda mal con la imagen del mundo
me vuelvo intranquilo y siento:
ya no hay amo.
Un aplastante vacío está en los colores
susurra un repentino temor en mis palabras:
ya no está el amo.
Miro al sol y a la gente,
se encuentran fugazmente, al trasladarse
y no se comprenden ni en las pequeñas cosas
ahora sé: ya no tenemos amo.
Miro obstinadamente y hacia delante, aglomeración en la historia
y vacío en la ciencia y las leyendas:
todas las totalidades se desmoronan, porque ya no hay amo.
Ya nadie sabe que es el bien y que es el mal,
los hábitos se trituran, la muerte aterroriza a la gente:
en silencio saben: ya no conocen un amo.
Los niños empezaron a crecer rápido y amarse
como yuyos venenosos y salvajes, porque no está
el amo. Alguien suavemente desató
la música, todos los demás borrachos
la taparon con gritos, porque ya no conocen el temor
al amo. Una joven en el rincón derecho
me mira, otra llega del lado izquierdo
y de pronto hay una multitud de gente libertina
como si ya no hubiera mandamientos y prohibiciones,
sobre nosotros rumorea el viento y el mundo
se vuelve al revés, las corzas corren por nuestras
sombras, los peces atraviesan veloces nuestras vallas,
ya no está el amo.


poema del libro Poesía en Holograma



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