viernes, 29 de enero de 2010

salinger


-Señorita Carpenter. Por favor. Yo sé lo que estoy haciendo -dijo el joven-. Sólo ocúpate de ver si aparece un pez banana. Hoy es un día perfecto para peces banana.
-No veo ninguno -dijo Sybil.
-Es muy posible. Sus costumbres son muy curiosas. Muy curiosas.
Siguió empujando el flotador. El agua no le alcanzaba al pecho.
-Llevan una vida muy triste -dijo-. ¿Sabes lo que hacen, Sybil?
Ella meneó la cabeza.
-Bueno, te diré. Entran en un pozo que está lleno de bananas. Cuando entran, parecen peces como todos los demás. Pero una vez adentro, se portan como cochinos. ¿Sabes?, he oído hablar de peces banana que han entrado nadando en pozos de bananas y llegaron a comer setenta y ocho bananas -empujó al flotador y a su pasajera treinta centímetros más cerca del horizonte-. Claro, después de eso engordan tanto que no pueden volver a salir. No pasan por la puerta.
-No vayamos tan lejos -dijo Sybil-. ¿Y qué pasa después con ellos?
-¿Qué pasa con quiénes?
-Con los peces banana.
-Bueno, ¿te refieres a después de comer tantas bananas que no pueden salir del pozo?
-Sí -dijo Sybil.
-Mira, lamento decírtelo, Sybil. Se mueren.
-¿Por qué? -preguntó Sybil.
-Contraen fiebre bananífera. Es una enfermedad terrible.
-Ahí viene una ola -dijo Sybil nerviosa.
-La ignoraremos. La mataremos con la indiferencia -dijo el joven-, como dos engreídos. -Tomó los tobillos de Sybil con ambas manos y empujó para adelante y para abajo. El flotador levantó la proa por encima de la ola. El agua empapó los cabellos rubios de Sybil, pero sus gritos eran de puro placer. Cuando el flotador estuvo nuevamente en posición horizontal, se apartó de los ojos un mechón de pelo pegado, húmedo, y comentó: -Acabo de ver uno.
-¿Un qué, mi amor?
-Un pez banana.
-¡No, por Dios! -dijo el joven-. ¿Tenía alguna banana en la boca?
-Sí -dijo Sybil-. Seis.

(de "Un día perfecto para el pez banana", Nueve cuentos)

Recibimos El vino de la casa, de Carla Sagulo

Nostalgia por los suministros

El ventilador no alcanza
no ventila a nadie
el verano es demasiado

voy a llorar en un balde
para mojarme los pies
cuando corten el agua

y ni siquiera la tormenta
ni siquiera la luz
el juego eléctrico



El vino de la casa
fue publicado por Vox durante 2007.

jueves, 28 de enero de 2010

¿Por qué la opinión general ha otorgado alma a las mujeres?

Se está de acuerdo en que no tenemos tanto de ellas, como cualquier parte de una u otra de nuestras dos almas mortales, la del sentido o del crecimiento; y les negamos el alma a otros iguales a ellas en todo, salvo en el habla, por el que están en deuda con sus instrumentos corporales: porque quizás el corazón de un Buey, o de una Cabra, o de un Zorro, o de una Serpiente hablaría del mismo modo si estuviese en ese pecho y pudiese mover esa lengua y esas mandíbulas. ¿Acaso tienen tantas ventajas y medios para herirnos (porque su amor siempre nos destruyó) que no osamos disgustarlas, sino que les concedemos lo que quieren? ¿Y así como algunos las llaman Angeles, otros Diosas, y los Heréticos (Pepusianos) las hicieron Obispos, nosotros descendemos tanto con la corriente como para otorgarles Almas? ¿O es que (en este dignificarlas) adulamos de algún modo a Príncipes y a grandes Personajes que están tan gobernados por ellas? ¿O es que en esa indolencia y prodigalidad en la que cotidianamente entregamos nuestra propia alma, sin importarnos a quién, nos esforzamos tanto en persuadirnos a nosotros mismos de que, puesto que la mujer tiene alma, el alma no es gran cosa? ¿O les concedemos almas, pero sólo para uso, porque ellas, para nuestro provecho, nos dan de nuevo sus almas, y también sus cuerpos? ¿O quizá, puesto que el Diablo (que es todo alma) es quien provoca el mayor daño, así por conveniencia y analogía, les concedemos almas, porque se acercarían más a él, y así como los Romanos por venganza naturalizaban algunas Provincias y las hacían Romanas, sólo para que cargaran con el peso de la República; del mismo modo les hemos otorgado almas a las mujeres sólo para volverlas capaces de Condena?




John Donne


Why hath the Common Opinion afforded Women soules?



It is agreed that we have not so much from them as any part of either our mortal soules of sense or growth; and we deny soules to others equall to them in all but in speech for which they are beholding to their bodily instruments: For perchance an Oxes heart, or a Goates, or a Foxes, or a Serpents would speake just so, if it were in the breast, and could move that tongue and jawes. Have they so many images and means to hurt us (for, ever their loving destroyed us) that we dare not displease them, but give them what they will? And so when some call them Angels, some Goddesses, and the [Peputian] Hereticks made them Bishops, we descend so much with the stream, to allow them Soules? Or do we somewhat (in this dignifying of them) flatter Princes and great Personages that are so much governed by them? Or do we in that easiness and prodigality, wherein we daily lose our own souls to we care not whom, so labour to perswade our selves, that sith a woman hath a soul, a soul is no great matter? Or do we lend them souls but for use, since they for our sakes, give their souls again, and their bodies to boot? Or perchance because the Devil (who is all soul) doth most mischief, and for convenience and proportion, because they would come nearer him, we allow them some souls: and so as the Romans naturalized some Provinces in revenge, and made them Romans, only for the burthen of the Common-wealth; so we have given women souls only to make them capable of Damnation?



Jonh Donne

Traducción: Jorge Salvetti, Dario Rojo

martes, 26 de enero de 2010

El placer de abstraerse en ideogramas chinos



Trazos en todas direcciones. En todos los sentidos comas, bucles, ganchos, acentos, al parecer, a cualquier altura, a cualquier nivel; desconcertantes matorrales de acentos.

Arañazos, quiebras, inicios que parecen haber sido detenidos de repente.

Sin cuerpos, sin formas, sin rostros, sin contornos, sin simetría, sin un centro, sin recordar nada conocido.
Sin regla aparente de simplificación, de unificación, de generalización.
Ni sobrios, ni depurados, ni despojados.
Cada cual como diseminado,
así es el primer acceso.

Ideogramas sin evocación.

Caracteres variados interminables.
La página que los contiene: un vacío lacerado.
Lacerado por múltiples vidas indefinidas.

Hubo, sin embargo, una época en la que los signos aún hablaban, o casi, alusivos ya, señalando más que cosas, cuerpos o materias, señalando grupos, conjuntos, exponiendo situaciones.

Hubo una época. Hubo otras. Sin tratar de simplificar ni abreviar, cada una empeñada en la tarea de despistar por su cuenta, se puso, borrando las pistas, a manipular los caracteres de tal modo que los alejaba una vez más de manera distinta de la legibilidad primitiva.

Tránsito.

El gusto por ocultar ha vencido. La reserva, la prudencia ha vencido, la discreción natural, la instintiva tendencia china a borrar sus huellas, a evitar estar al descubierto.

El placer de mantener oculto ha vencido. Así, lo escrito de ahora en adelante cobijado, secreto; secreto entre iniciados.

Secreto difícil, largo, costoso de compartir, secreto para formar parte de una sociedad dentro de una sociedad. Círculo que, durante siglos y siglos, se mantendrá en el poder. Oligarquía de los sutiles.

El placer de abstraer ha vencido.


Fragmento de Ideogramas en china de Henri Michaux publicado por primera vez en 1975 en Fata Morgana. Traducción de Chantal Maillard.

Pintura de HENRI MICHAUX. Sin título, 1960

viernes, 22 de enero de 2010

¿Qué estás leyendo? Hoy: Funes



Leo varios libros a la vez. Por ejemplo, ahora mismo estoy leyendo "La Saga de Los Confines" de Liliana Bodoc (parte I). Pero anoche le pedí al amigo Walter Lezcano que me prestara "Bajo este sol tremendo" de Carlos Busqued y lo terminé esta mañana, tomando unos mates. Lo que es curioso de ambos libros es que los veo como películas, porque van re bien. A Busqued lo deben estar leyendo millones de directores, no estoy tirando ninguna idea original. El otro día vi "Avatar" y me pareció que Cameron había copiado algunas cosas de la raza de los lulus de "La Saga..." para escribir sobre sus muñecoides.
Por otro lado casi estoy por terminar "Varadero y Habana Maravillosa" de Hernán Vanoli [Editorial Tamarisco], un libro muy esperado por mí. Leo muy atentamente los textos de Hernán, de su blog o del otro en el que escribe con otros intelectuales. Es un gran escritor. Y por ahora me está entusiasmando mucho su lectura.
Además, hace poco estuve en Monte Hermoso y, en una librería de saldo, conseguí "On Writing" de Stephen King que me movió un poco el piso.
También lo leí en dos días.

Leer varias cosas a la vez es normal para mí. Además leo los manuscritos que llegan a la Editorial Funesiana (aunque más bien absorbo cual yonki). Ahora estoy con una novela y un libro de relatos de viaje pero terminé otros dos que salen este año. En enero tengo más tiempo. Estoy todo el mes de vacaciones y me relajo leyendo y
escribiendo.

Todos estos libros los recomiendo. Lo que es cierto es que algunos no se consiguen, otros salen caros, qué se yo. Recomendar un libro que sale 170 pesos es medio de cabeza. Pero sé que puede quedar bien... Si es que te interesa quedar bien.
A veces me da la impresión de que los libros llegan a uno. El de King lo estuve buscando durante un año y no apareció. De vacaciones, tuve ganas de llorar al verlo y recordar todas las librerías que había recorrido (en vano) en busca de ese libro.
Con Vanoli me pasó algo parecido; me venía mentalizando para marzo-abril de 2010, los chicos de Tamarisco decían que querían sacarlo antes pero no podían confirmarlo y un día, un amigo apareció con el libro en un vestuario de una canchita de fútbol donde nos juntamos varios escritores a correr atrás de una pelota... y gasté los últimos pesos que tenía en la billetera y esa misma noche, tipo 2 de la mañana, empecé a leerlo... y a saborearlo.
Buscar un libro con tiempo hace que me ponga un poco ansioso y me desespera pero a la vez es una sensación que me carga de una gran expectativa que me permite estar con los cinco sentidos alerta al momento de abrir el libro; desde olerlo hasta acariciarlo, hago varias cosas raras, bien de freakie, cuando tengo un libro en la mano. No recomendaría hacer las cosas que hago con los libros. Mucho menos si después, algún amigo que lee esto, va a pedirme alguno prestado.



Lucas Oliveira se hace llamar “Funes” porque administra el blog www.lestroispetitscochons.blogspot.com
Es un quinto de El Quinteto de la Muerte y formó parte de la Vanguardia Literaria Open Gallo. Escribió un libro de cuentos (Papel –2006) y uno de poesía (Poesía para Gerentes – 2008), ambos por Editorial Funesiana de la cual es el editor y participó con un cuento sobre Almagro en “Buenos Aires – Escala 1:1” de Editorial Entropía.
Editorial Kier publicará “Conectados” y saldrán dos libros más; “La Fiesta de la Narrativa” por la editorial Una ventana y “5” por La Propia Cartonera (Uruguay). También es actor pero eso es más difícilde comprobar.

martes, 19 de enero de 2010

Donde está mi patria de Pier Paolo Pasolini


por Eduardo Ainbinder para Ñ.



Rara vez, cuando se hace el recuento de los libros de poemas de Pier Paolo Pasolini, se nombra la poesía que escribió en la región del Friul Casarsa, donde pasó gran parte de su adolescencia y juventud antes de su huida a Roma en 1950. La traducción de Donde está mi patria a cargo de Vanna Andreini, revisita esa obra primeriza del escritor, poco y nada conocida en castellano. Se trata en este caso de una pequeña colección de poemas (que en la publicación original de 1949 no fue más que un cuadernillo) escritos en friulano, un dialecto que como otros fue prohibido por el fascismo por atentar contra la unidad del idioma pretendida por el régimen italiano. Cabe recordar que el interés de Pasolini por los dialectos fue constante a lo largo de toda su vida y lo llevó a fundar una Academia de Lengua Friulana, a publicar una antología de poetas friulanos y a escribir ensayos sobre el tema. En el prólogo, la traductora de los textos aclara que a pesar de que en el original aparece la versión italiana de estos poemas, ha sido la escritura friulana la que la guió para la traducción de los mismos.
El conjunto de poemas es un retrato de la dura y tediosa vida de muchachos campesinos de algunos pueblos de Italia, signados por la pobreza y la falta de perspectivas. Uno de los poemas más notables del libro dice: “Joven, me conformo con el sábado/ pobre, me conformo con la gente, / vivo, me conformo con el aire”. En ese sintético retrato de una vida miserable y en la captación de la sensualidad de la figura de obreros y campesinos (“No tengo una moneda, soy solo dueño/ de mis cabellos de oro…”) podemos hallar lo mejor y más atendible de la poesía de este temprano período. A esos poemas siguen los de la serie “Me soñé siendo rico”, entre jocosos y líricos, acaso curiosos dentro de su obra por no estar emparentados con el tono violento de sus textos posteriores con el cual el autor arremetería contra la burguesía. Los siguientes poemas dejan de lado el tono lírico y acentúan el marcado acento político que caracterizará toda su obra poética, aunque a través de expresiones menos complejas, de tono libertario como “Viva el coraje, el dolor/ Y la inocencia de los pobres!” o “Unámonos".

lunes, 18 de enero de 2010

El recato de las formas: Darío Rojo en el suplemento Adn


por Sandro Barrella.

"Los períodos prolongados de calma favorecen ciertas ilusiones ópticas", escribió alguna vez Ernst Jünger. La frase puede utilizarse para pensar la "poesía de los años noventa", aquel rótulo bajo el que suele incluirse, desde la tranquilidad del presente, un conjunto de poetas que, en muchos casos, están emparentados por la proximidad de las fechas de nacimiento más que por sus búsquedas estéticas. Dentro de este panorama, Darío Rojo (La Pampa, 1964) opta por el recato de las formas, como la poesía del Alberto Girri y Wallace Stevens, de quienes, puede decirse, ha seguido el ejemplo.

Una explicación para todo reúne la producción poética de Rojo hasta la fecha, con leves variaciones, a la vez que incorpora material más reciente. La lectura conjunta de estos poemas permite ver hasta qué punto la idea de progreso es ajena al creador. Del primero al último poema, domina un ansia sin gula, algo menos que una voluntad, como si el autor se echara sobre su poltrona para ver una y otra vez la misma película y diera al lector, con un leve gesto de su mano, la indicación para que haga otro tanto. Al fin y al cabo, la película sucede en la mente, tanto del poeta como de quien lee.



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viernes, 15 de enero de 2010

Uno de Wilcock




Yo en el '57 oí decir,
que una estrella había salido de alguna parte
y se movía, y venía hacia Roma,
seguida de meteoros luminosos
y grandes disturbios en las comunicaciones
y en la Antártida auroras boreales
y migraciones insólitas de flamencos,
islas que aparecían en pleno Atlántico
ya provistas de palmeras y hormigueros,
y pequeños volcanes casi festivos.
Roma distraída pensaba en otra cosa:
cómo llenar los últimos espacios abiertos
de automóviles Fiat o de otra marca
joyas de la industria nacional;
la historia de la estrella era sospechosa,
a lo mejor inventada por las agencias de noticias,
y de todas formas no era la primera vez,
o mejor, se habían visto ya demasiadas
de estas estrellas caidas después en el olvido.
Pero yo de noche la miraba allá arriba,
en medio de un crujido de álamos americanos
en el silencio de los campos infinitos,
y consultaba publicaciones científicas,
estaba seguro de que había nacido un prodigio
más grande que cualquier prodigio conocido,
compré el pasaje, entonces, y vine aquí,
y de verdad en el aire había algo
conmovedor infinitamente
algo que decía que esperara.
Y cuando Roma al fin estuvo abarrotada
de autos de todas las marcas te encontré.


(de Italienisches Liederbuch)
Traducción de Guillermo Piro

jueves, 14 de enero de 2010

Nuevo blog de Julia Sarachu: Poetas en off

Evaristo Carriego
por J.S.

Una de las lecturas fundamentales para entender la poesía del noventa es el Evaristo Carriego de Borges. Pareciera que los autores de esa generación aceptaron las ideas que se derivan de ese texto, como moral poética que orientó su propia escritura. Borges analiza la obra de Carriego y en ella detecta el origen de una voz nueva, específica, que representa a través de los temas y el modo de decirlos, la cultura popular de los suburbios de Buenos Aires a comienzos del siglo 20, y de ese modo se transforma en punto de partida de una tradición literaria porteña (poesía de los barrios pobres, el realismo en literatura, lo que Berni fue para la pintura argentina del siglo 20):

“Creo que fue el primer espectador de nuestros barrios pobres y que para la historia de nuestra poesía, eso importa. El primero, es decir el descubridor, el inventor”


Sigue acá.

martes, 12 de enero de 2010

¿Qué estás leyendo? Hoy: Mercedes Halfon



El último libro que leí es Mudanzas de Hebe Uhart, y el anteúltimo Camilo asciende, también de su autoría, pero voy a hablar como si fueran una misma cosa, porque en realidad lo son, personajes que se repiten, un mismo espacio, tiempo y aire. Me sorprendió muchísimo. No porque tuviera pocas expectativas, de hecho me sucedía todo lo contrario. Decenas de amigos me habían calentado la cabeza hablado de ella, que es “la mejor escritora argentina contemporánea”, que “es increíble que siga siendo una tapada cuando Conti, Fogwil y Gandolfo dicen, o dijeron, que es la mejor y más genial”, pero sin embargo, vos le decís Hebe Uhart a un montón de gente y todavía no saben quién es. De hecho hay quien dice Hebe Uart y quién dice Hebe Ujart. ¿Cómo es? No se.

Lo que más me gusta de ella es que siempre los personajes son buenos. No bien construidos, tienen bondad. Cada uno tiene sus razones, su particular orden mental, y uno ve (lee) sus acciones y las entiende como si se tratara de sus primos hermanos o de sus amigos de toda la vida. Las cosas que ve y cuenta Hebe no son extraordinarias, sin embargo uno no puede dejar de sorprenderse con –por ejemplo- cómo en ese principio de siglo d Buenos Aires los chicos empiezan a ir a la escuela en medio del campo huyendo de los crotos o cómo una italiana que se casa con otro italiano de otra parte no va a lograr entenderse nunca y el origen de esa extrañeza sea la ausencia de un trapo de limpiar. A uno pasa a importarle muchísimo cómo se comportan las gallinas, o un perro rengo, o los niños pequeños que quieren a la maestra, o los que sólo quieren juntar sapos en una bolsa, o la gente de pocas palabras, o de muchas y muy tontas.

Uhart es una escritora tan simple, tan poco pretenciosa y con tanta gracia para escribir que da la sensación que es imposible lograr algo parecido. En comparación con ella todo parece sobre escrito o subescrito. ¿Cómo logra esa brillantez, esa humanidad que te descoloca?

Hay que leer a Uhart y descubrirlo.




Mercedes Halfon nació en Buenos Aires en 1980. Es periodista y crítica de teatro. Actualmente escribe en el suplemento Radar de Página/12 y es subdirectora de la revista Llegas a Buenos Aires. Publicó la plaqueta
Dormir con lo puesto por Zorra Poesía. Escribe en el blog autobombo. En 2009 publicó Te pido un taxi, su primera novela, por editorial Sudamericana. Ganó el Premio Estímulo de Tea al periodismo grafico

lunes, 11 de enero de 2010

Sentimiento de la poesía


Nota en el Diario La Capital de Rosario. Por Osvaldo Aguirre.


Nacido en Buenos Aires en 1962, Rodolfo Edwards participó en la revista 18 Whiskys —que reunió a varios de los más importantes poetas actuales—, dirigió las publicaciones La mineta y La novia de Tyson y publicó seis libros de poesía. En el blog La infancia del procedimiento escribió un texto que puede definir sus ideas y el modo en que se ubica en la escena literaria: "En la poesía argentina —dice, en un pasaje— no es conveniente aparecer como demasiado sensible. Siempre se han privilegiado las rancias especulaciones con el lenguaje por un lado, y por el otro, una veneración de las poses suicidas. Ser cínico da chapa de inteligente y astuto. El factor «sentimiento», esencial en toda poesía, parece haber sido descartado".

En Mingus o muerte, el nuevo libro de Edwards, los sentimientos están a la vista. Los poemas, en general breves, dan cuenta de emociones y descubrimientos de alguien que ante todo ama la ciudad en que vive, Buenos Aires (aunque también Montevideo y Río de Janeiro tienen un lugar en su corazón, como se nota en los textos que les dedica en un apartado). Una cita, el recuerdo de una mujer, un partido de fútbol bajo la lluvia, la nostalgia por una peña de los 80, pueden ser aquí motivos de escritura, y no tanto por una búsqueda de lo mínimo o los pequeños sucesos, sino para advertir que el misterio y las experiencias más intensas pueden desencadenarse en la vida cotidiana, cuando se sabe ver y escuchar.

El sujeto de estos poemas es precisamente alguien que está alerta ante lo que sucede a su alrededor, como un testigo de revelaciones que pasan inadvertidas y también como un cronista de historias de la ciudad que no podrían ser contadas sino a través de la poesía. Edwards se sitúa así, con plena conciencia, en una tradición de la literatura argentina que remite a Nicolás Olivari y Oliverio Girondo y los mezcla con el tango, el rock y un poco de nostalgia, como parece el caso de "Los platos sobre la mesa", el poema más extenso del libro. El tono de la conversación, el humor, los guiños al lector a través de las citas de otros textos y canciones son algunos de sus registros de lenguaje. En "Bellas ginebras desnudas", un poema que avanza en ese sentido, escribe: "¿quién no bailó un tanguito/ con los grillos/ un twist con los murciélagos’// ¿quién no se metió adentro de un buzón/ para mandarse a su propia casa?". Y la pregunta clave está al final: "¿quién no perdió el rumbo/ el corazón/ entre las calles transversales?".



(sigue acá) (y acá)

Un catálogo en crecimiento

Nota en el Diario La Capital de Rosario.



Ediciones Gog y Magog publica poesía y narrativa en la ciudad de Buenos Aires. El grupo editor está formado por los poetas Vanina Colagiovanni, Julia Sarachu, Laura Lobov y Miguel Angel Petrecca y la editorial cuenta hasta el momento en su catálogo con cincuenta y dos títulos, entre ellos libros de Daniel Durand, Francisco Garamona, Damián Ríos, José Villa, Martín Rodríguez, Alejandro Rubio, Verónica Viola Fisher, Vanna Andreini y Juan Desiderio. También ha publicado traducciones del norteamericano Gary Snyder, el esloveno Peter Semolic y el italiano Pier Paolo Pasolini, entre otros autores.


(sigue acá)



viernes, 8 de enero de 2010

Un hombre envejece


Un hombre envejece, entre miradas y conversaciones,
entre pepinos y hojas de té,
como humo subiendo, como agua bajando. La oscuridad se acerca.
En la oscuridad, el pelo se pone blanco, los dientes caen.
Como una anécdota de los viejos tiempos,
como un papel de reparto en una ópera, un hombre envejece.

El telón del otoño cae pesadamente.
El rocío está frío. La música obstinada continúa.
Vio un ganso rezagado de su grupo, un fuego extinguirse;
hombres mediocres, mecanismos parados, un retrato incompleto.
Cuando los jóvenes toman distancia, un hombre envejece,
su mirada persigue el vuelo de un pájaro.

Tiene experiencia como para distinguir el bien y el mal,
pero las chances se escurren como arena
y las puertas se cierran.
Un hombre joven vive dentro suyo;
lo que dice pertenece a su alma;
los peatones que agarra son balsas.

Algunos construyen casas, otros bordan, otros apuestan.
El gran viento de la vida barre el espíritu del mundo,
sólo los viejos pueden ver la devastación en esto.
Un hombre envejece, deambula sin pausa
por la avenida de otros tiempos, de golpe se detiene,
caen hojas de un árbol, pronto van a cubrirlo.

Aún más sonidos se meten a presión en su oído,
así como su cuerpo entrará en una caja;
ese es el final de una serie de juegos:
disimular el triunfo, disimular la derrota.
En el techo de una casa, en el agujero de un árbol
ya escondió papeles llenos de amor y pena.

Si quiere cosechar, ya es demasiado tarde,
si quiere escapar, ya es demasiado tarde.

Un hombre envejece, vuelve a la infancia,
después igual que un animal se muere. Su esqueleto
ya es suficientemente duro, puede soportar la historia,
dejemos que otros graben sobre su tumba
palabras que no le pertenecen.


Xi Chuan (Xuzhou, 1963-)
Traducción Miguel Angel Petrecca

viernes, 1 de enero de 2010

Salud!

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