“Resquicios” es sin duda un recorrido. A simple vista, algo que sucede en la orilla del Río de la Plata en Buenos Aires. No es mucho lo que sucede. Pero el rigor compositivo, la observación, la mirada despejada sobre el paisaje en lo que éste tiene de eterno mensaje de fulgor y juicio final, de pasaje y grieta del tiempo, convierten a ese modesto viaje por las orillas de una gran ciudad del siglo XXI en una odisea. Y odisea significa, en la trama de una cultura de dos milenios y medio, viaje, peripecia, encanto y desencanto, lejanía y clasicismo. Hoy decir clásico en esta orilla del Río de la Plata es pensar en la palpable existencia del mito. Clásico es una palabra que envuelve en un mismo, único significado la insistencia del conocimiento, la captación inmediata del hecho y las relaciones de hechos en su doble sentido de relatos y de vínculos. Un texto que se presenta a la manera eliotiana, como crónica atemporal o simultánea de los márgenes de aquí y de otros márgenes es, a todas luces, un texto épico, sagrado.
Jorge Aulicino
la ve desde su oscuro refugio en el
zaguán arrastrando su
carrito
parece cargado hasta los
topes pero ella mantiene
los ojos fijos en
la vereda a la
espera de nuevos
hallazgos
meticulosamente revisa los
tachos todo está
acomodado prolijamente para
aprovechar cada rincón
desde el zaguán
bajo el halo amarillo de las luces
la ve cada tanto detenerse
sacar un papel doblado en
ocho y agregar otro
objeto a su
lista
ella trata de identificar el
botín
hay un
zapato de
taco alto azul
eléctrico un
paraguas
un maletín papel de regalo apenas
ajado una silla de tres
patas un estéreo
servilletas blancas de papel
varias botellas vacías un candado una
estola apolillada
ella deja su
refugio y se acerca tímida
quiere saberlo todo quiere
razones planes la
combinatoria detrás de la
lista
pero no atina a preguntar que ya
la ve mirarla aterrada y
alejarse
la cabeza baja
las manos tensas sobre el
carrito
empujando
(fragmento del libro Resquicios)
Jorge Aulicino
la ve desde su oscuro refugio en el
zaguán arrastrando su
carrito
parece cargado hasta los
topes pero ella mantiene
los ojos fijos en
la vereda a la
espera de nuevos
hallazgos
meticulosamente revisa los
tachos todo está
acomodado prolijamente para
aprovechar cada rincón
desde el zaguán
bajo el halo amarillo de las luces
la ve cada tanto detenerse
sacar un papel doblado en
ocho y agregar otro
objeto a su
lista
ella trata de identificar el
botín
hay un
zapato de
taco alto azul
eléctrico un
paraguas
un maletín papel de regalo apenas
ajado una silla de tres
patas un estéreo
servilletas blancas de papel
varias botellas vacías un candado una
estola apolillada
ella deja su
refugio y se acerca tímida
quiere saberlo todo quiere
razones planes la
combinatoria detrás de la
lista
pero no atina a preguntar que ya
la ve mirarla aterrada y
alejarse
la cabeza baja
las manos tensas sobre el
carrito
empujando
(fragmento del libro Resquicios)
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