Ponete a leer. No importa si tenés que pasar la máquina por las alfombras o si tenés que limpiar los vidrios del living, del cuarto y del escritorio. Vos ponte a leer. Dejá para otro momento la necesidad de ir al supermercado a comprar desodorante, queso blanco, un pan lactal y alguna gaseosa. Lo que leas hoy no lo vas a leer nunca. Si tenés que ir a trabajar, no te olvides de llevar un libro con vos: abrilo en el colectivo aunque viajes de pie, aunque vayas cabeceando por el sueño. Al mediodía, cuando salgas a comer, poné el libro a la izquierda del plato, y que te sea indiferente si la comida se enfría. Postergá todos los compromisos que tengas para la noche; pasalos para el fin de semana. No vayas al teatro, ni a oír ningún concierto. Ni que hablar de ir al cine. Si alguien quiere charlar con vos por teléfono, que sea en otro momento. No importa cuándo. Lo que importa es que no sea ahora.
Ahora lo único que importa es leer.
(fragmento de Me gustaría ser un animal)
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