viernes, 11 de diciembre de 2009

¿Qué estás leyendo? Hoy: Sebastián Rubin


Algunos dirán que soy un obsesivo, que no me basta con tocar, componer, producir y escuchar música, que además tengo que leer sobre música. Y sí, no puedo evitarlo, es más fuerte que yo. Es algo que hago desde chico, primero biografías, de los Beatles, ¿de quiénes sino?, leyendo sobre discos o canciones que aún no había escuchado o fantaseando con conseguir “Magical Mystery Tour” (nunca editado en el país). Más tarde, en Casa Bohm, la librería por excelencia de mis veranos pinamarenses repletos de Edgar Allan Poe y Robert Lewis Stevenson, compré un volumen enciclopédico importado desde la madre patria llamado “30 años de Rock”, una minuciosa revisión de la historia de mi genero favorito. Más nombres, más canciones, muchos más que mis discos o casetes podían albergar. Faltaban más de 10 años para que la red de redes apareciera en nuestras vidas y todo estuviese al alcance de nuestras manos. Todavía había un mundo de cosas misteriosas, de canciones desconocidas, inalcanzables.

Y aunque siempre me dejo atrapar por la literatura en sus formas más puras, en los relatos fantásticos, en cuentos y novelas, foráneas y nacionales, nunca falta algún volumen dedicado a la música que pase por mis manos y me atrape como en aquellos veranos. Este es el caso de “Songwriters on Songwriting”, una antología de entrevistas a cargo de Paul Zollo, quien compila en este libro sus reportajes a muchos de los máximos exponentes de la canción de la segunda mitad del siglo pasado, muchos de mis compositores favoritos, entre ellos Carole King, Bob Dylan, Neil Young, Burt Bacharach o Paul Simon, todos hablando del arte de componer canciones, de sus misterios, sus mañas, su relación con las formas, cuestiones todas que me absorben. Leerlas de primera mano, de muchos de mis “maestros”, es un lujo que disfruto desde que mi compañero en Los Campos Magnéticos, Alvy Singer, depositó el grueso libraco en mis manos después de un ensayo.

Pero como no se puede vivir sólo de la música, ni del amor como dice otro benemérito cancionista local, como dije antes, siempre tengo un buen libro a mano. Siempre se vuelve al primer amor, reza un tango, y hace menos de un año edité mi último álbum llamado “Desayuno de Campeones”, título que sirve a su vez de tributo a mi escritor favorito, Kurt Vonnegut, ya que el primer libro suyo que leí fue precisamente ese. Lo había leído hacía 20 años, cuando una invitada californiana que se quedó en casa de mis padres lo trajo entre sus pertenencias. Vonnegut tiene la particular habilidad de escribir prefacios a sus libros tan brillantes como sus novelas, y fue al terminar de leer el prefacio de “Desayuno...” cuando quedé prendado para siempre bajo su influjo. 20 años después decidí releerlo y, como siempre ocurre con las relecturas, cuando los libros son buenos, volví a enamorarme de su prosa precisa, de su humor, de su sensibilidad, pero aún más que a los 18, con más intensidad y con más experiencia. Para quienes no lo conozcan, recomiendo leer a Vonnegut tanto como escuchar a Los Beatles, o ver a Seinfeld por la tele o a Woody Allen en el cine, con ganas de sonreir. Mucho.


Rubin
Músico
www.rubinlandia.com.ar

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